Hoy domingo 30 de octubre ha partido a la casa del Padre, Sor María Victoria Martínez, religiosa de Santa Marta.
Junto a quien amó hasta entregarse en la consagración, desde el cielo seguirá el servicio educativo por la eternidad. Dejando un legado en los corazones de muchos niños, jóvenes , profesores y apoderados que compartieron la vida con ella.
Sor María Victoria hoy goza del amor profundo de Jesús, a quien, ella le entregó la vida por completo.
Durante su misión educativa, Sor María Victoria sirvió en varias comunidades, desde muy joven su pasión evangelizadora estuvo en la educación, se inició trabajando en la formación de los más pequeños y después, con mucha rectitud dirigió los colegios Quinta de Tilcoco, Vallenar, La Unión, Valparaíso y Osorno.
Su misión trascendió las fronteras de Chile y durante muchos años estuvo al servicio educativo en el Colegio Santa Brígida en Buenos Aires, Argentina.
Sus hermanas religiosas y los laicos, con quienes compartió la misión, la recodarán como una mujer recta e íntegra, que siempre veló por mantener vivo el carisma de Santa Marta, y que tuvo una inteligencia lúcida y práctica.
Ella fue una persona, sencilla de pocas palabras, pero con mucha sabiduría. Cada día, para ella, era una oportunidad para ir profundizando sus conocimientos en bien de los niños y jóvenes, principales destinatarios de su trabajo educativo en la fe.
Muchas veces su actitud introvertida, podría haber parecido una dificultad, pero luego, y con mucha facilidad, todas las personas se daban cuenta que frente a ellos había una persona empática, sensible, muy prudente y sincera. Que sólo buscaba en su vida llevar el rostro de Cristo en el carisma de Santa Marta basado en la fe, el servicio y la acogida.